Discusión infinita.

—Sí, Juan. El ratón Pérez te va a traer mucha plata por ese diente.
—¿Y al gato Tom?
—Al gato Tom también.
—¿Y en qué se lo va a gastar?
—No sé en qué se lo pueda gastar.
—¿Y si viene el ratón Pérez y el gato Tom se lleva mi plata mientras yo duermo?
—El gato Tom no se va a llevar tu plata porque a él también le va a traer plata.
—¿Y si se lleva mi plata también?
—No, Juan. No se va a llevar tu plata, si él no se va a llevar ni la de él. No sabe ni para qué sirve.
—¿Y si aprende?
—No le enseñes.
—¿Y si le pregunta a alguien?
—Va a dormir con vos, cuídalo.
—Pero si no duermo en toda la noche el ratón Pérez no va a venir.
—Entonces que no venga.
—Sí, que venga. Que yo quiero mi plata.
—Bueno entonces dormí.
—Pero yo desconfío del gato Tom.
—¿Por qué desconfías del gato Tom?
—Porque el gato Tom perdió su diente.
—Bueno.
—Mamá ¿y si el gato Tom se come al ratón Pérez?

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