Intento número uno:
Tuve el impulso de ir a buscarte,
pero no sabía dónde.
Intento número dos:
He llevado mi día normal,
con las ganas de encontrarte al final.
Intento número tres:
Desperté de madrugada y estaba llorando, y
yo que creía que no había llegado a quererte.
Encuentro número uno:
El primer abrazo incrustó más la espina.
Te extraño.
Encuentro número dos:
El segundo abrazo fue un aviso: si aguantas más, pasará.
Encuentro número tres:
En el amago del tercer abrazo, te llevaste contigo la espina.