Hay personas a las que les gusta hacer de la herida vieja ya cicatrzada un dolor punzante en el pecho.
No soportan hacer menos daño que quien estuvo antes.
Camina con cuidado,
no hay gatos sin uñas
ni hay amor que no esté planeando tu muerte.
En mi infancia odiaba las flores
odiaba que las arrancaran
odiaba que crecieran
odiaba que no crecieran y que algunas fueran feas.
Odiaba la tristeza inherente a sus pétalos.
Odiaba la fragilidad y belleza que suponían.
Olvidando mi infancia, las flores y mis recuerdos,
cómo me gusta cuando un padre le regala flores a su hija.